Reflexion, Pastor Mario Vega -16

13 de abril 2020
Nos encontramos en el día 23. De nuestro distanciamiento social (El Salvador)

Las personas continúan viviendo una situación de estrés y de ansiedad. 
Lo que más desea una persona con ansiedad es liberarse de ella, pero liberarse no es fácil, muchos lo han intentado sólo para terminar frustrados y todavía más ansiosos, cuando una persona comienza a experimentar ansiedad, también contagia a quienes le rodean, empeorando así las cosas, cuando el corazón comienza a latir con fuerza, los temores en la mente comienzan a acelerarse, no se puede saber lo mal que una persona se pondrá, ante esa ola de ansiedad, es fácil sentirse impotente, porque no hay aparentemente nada que la haga desaparecer, la ansiedad puede llegar a ser, tan dominante que impide que las personas puedan disfrutar plenamente de la vida, la pregunta de: ¿qué pasaría si ocurriera tal cosa? es tan constante en sus cabezas, que no pueden ir más allá de esos pensamientos negativos y comenzar a tomar medidas positivas, pero a pesar de todo lo mencionado, aún hay esperanza.
 Dios quiere que tengamos paz, Él sigue siendo bueno, incluso cuando la vida no lo es, en el tema de la ansiedad no podemos hacer promesas poco realistas, por qué decirle a una persona ansiosa: ¡tenga fe! eso no le va ayudar en mucho, tampoco se puede fingir que la ansiedad no es importante y que no afecta tanto como realmente lo hace, pero podemos saber con seguridad esta verdad; no estamos solos, Dios siempre estará con nosotros, como lo estuvo con su pueblo en todos los tiempos, de hecho hay algunas historias increíbles en la Biblia, que nos presentan a personas que lucharon con la ansiedad y luego llegaron encontrar la paz, historias como ésa se encuentran en abundancia, por ejemplo: en el libro de los Salmos; Los salmos son una colección de canciones y poemas que a veces presentan alabanzas a Dios y otras veces oraciones para, clamar a Dios en medio del dolor y el sufrimiento, lo que encanta de los Salmos, es que invitan a la experiencia de otra persona, con muchas de las mismas emociones que nosotros sentimos, consideremos por ejemplo el Salmo 13:

1- Oh Señor, ¿hasta cuándo te olvidarás de mí? ¿Será para siempre?

¿Hasta cuándo mirarás hacia otro lado?

2- ¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma,

con tristeza en mi corazón día tras día?

¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome?

3- Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh Señor, mi Dios!

Devuélvele el brillo a mis ojos, o moriré.

4No permitas que mis enemigos se regodeen diciendo: «¡Lo hemos derrotado!».

No dejes que se regodeen en mi caída.

5Pero yo confío en tu amor inagotable;

me alegraré porque me has rescatado.

6Cantaré al Señor.


(Oracion)

Señor amparados en estas palabras del Salmo 13, nos aferramos a la esperanza que tú nos das, al igual que el Salmo podemos decir: yo confío en tu amor inagotable, es verdad, nos alegraremos porque tú eres quien nos rescata y a pesar de nuestra humana debilidad, a pesar de nuestras dudas y temores, tu siempre estás ahí, nunca nos has abandonado, somos nosotros los que olvidamos la realidad de tu presencia, pero ahora través de esta reflexión, nos recuerdas que tú siempre estás allí. ¡Ayúdanos! para que en medio de nuestras dificultades, coloquemos nuestra confianza, en ti, en ti que siempre nos guardas y siempre nos sostendrás, y nos protegerás con tú diestra de Justicia, esa es nuestra confianza que: a nosotros y a los nuestros, siempre tu nos guardaras. Todas las cosas están en tus manos y todas las cosas ayudan para el bien de los que te aman, esa Señor es nuestra confianza hoy y siempre por Jesucristo nuestro Señor amen!. 


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