Reflexión del pastor Mario Vega -1


Interogante de un creyente. 
No sé qué estamos pagando, para que Dios nos castige a todos en general con este covid-19. Hasta los hijos de Dios, porque esta plaga ha tocado hasta la iglesia del Señor, no sé qué estamos pagando, por que también la iglesia sufre, sufre por ese deseo de congregarse, porque hoy ni las células son permitidas realizar, ni las reuniones en la iglesia, ¿qué será que estamos pagando?
  A partir de este mensaje o pregunta o inquietud que la persona plantea, yo creo que ahí se está expresando la interrogante que los seres humanos nos hacemos frente al tema del sufrimiento, hay algo que no cuadra, en esto del sufrimiento, porque si Dios es un Dios de amor, porque permite que haya sufrimiento, enfermedades y muerte. La pregunta es valedera y no implica una falta de fe, como tampoco un rechazo hacia Dios, más bien, las personas que se preguntan eso, no han rechazado a Dios conscientemente, sólo están tratando de entenderlo, la pregunta revela una profunda inquietud en el interior y no es fácil resolver, esa agitación interna. 
Al igual que muchas otras personas, este hermano vive el día a día, sin tener un rumbo específico en la vida, este humano representa a tantos en nuestro mundo hoy, siguen los movimientos, se esfuerza por llegar a fin de mes, busca un camino donde parece no haberlo y trata de darle sentido a todo, con demasiada frecuencia, parece que no hay respuestas adecuadas a nuestro dilema humano, especialmente a la pregunta de: ¿Por qué nos sentimos tan vacíos? vacíos y sin paz, además no parece haber una razón satisfactoria para que sigamos esforzándonos al máximo y sigamos sufriendo siempre las adversidades de la vida, las personas pueden explicar su necesidad interna de diversas formas, cada quien en sus términos diciendo: necesito paz, otros quizás dirían estoy tan solo, alguien más dirá; si mi cónyuge sólo me quisiera como debería, entonces sería feliz, diferentes variaciones pero la misma melodía, !hay algo mal¡, !no estoy contento¡, !no tengo paz¡, ¿que pasa conmigo?. 
La mayoría de las víctimas de nuestra sociedad secular experimentan este vacío y no caen en la cuenta que la respuesta se encuentran en Dios mismo, el comprender que él es un padre de amor y que no se relaciona con nosotros sobre la base del castigo, sino la del perdón, porque él no nos está castigando, sólo está reparando el daño que el pecado ha producido en la creación, por supuesto que esta situación también nos dan la oportunidad de ver hacia dentro, de interiorizar, y en ese volver a nosotros, descubrimos cosas que siempre estuvieron ahí, pero a las que poca atención estaríamos prestado, en medio del peligro y el sufrimiento, siempre hay lecciones que aprender y beneficios que recibir, nuestro corazón se purifica y nos permite ver más allá de nosotros para descubrir al otro, al vecino, al prójimo, la pregunta que me hizo el hermano, es una búsqueda de sentido y la palabra que le da sentido a la vida es Paz, la paz que viene de reconocer, que Dios es un ser misericordioso, atento al sufrir de sus criaturas, la paz que sobrepasa todo entendimiento, aunque no podamos dar todas las explicaciones, la paz de Dios prevalecerá, en realidad ni siquiera necesitamos una respuesta acertada, sólo necesitamos la confianza en Dios y experimentaremos la paz de Dios, hasta que no tengamos paz con Dios, nunca experimentaremos la verdadera paz en esta vida, pero esa paz se nos ofrece gratuitamente, cómo lo dice segunda de Tesalonicenses 3:16 Y el mismo Señor de paz, os dé siempre paz en toda manera, el Señor sea con todos nosotros
Con las palabras de la escritura podemos unirnos en oración: Señor te damos las gracias porque sabemos que en medio de toda situación y en medio de nuestras perplejidades y dudas, tú siempre estás pendiente de tu pueblo, de tu iglesia y cómo tu escritura lo dice, estamos para recibir siempre la paz del Señor, siempre en toda manera, que esta paz inunde nuestro corazón, tome el control de nuestra vida y que en nuestros hogares y en cualquier lugar donde nos encontramos unidos a esta reflexión podamos vivir de acuerdo a la paz de Dios, que así sea por Jesús Nuestro Señor Amén. 
 


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