El choque del reino de Dios a los otros reinos

Todo aquel cristiano que no está actuando de acuerdo al reino de Dios es un mundano, por lo tanto he aquí un pequeño detalle sobre el reino de Dios y los demás reinos en este mundo.El reino de Dios no podrá estar actuando en su plenitud a la par de otro reino,por razón el reino de Dios siempre será polémico.
Mortimer Arias en su libro: Announcing the Reign of God : Evangelization and the Subversive Memory of Jesus. Dice: que el reino de Dios es el signo de interrogación en medio de las ideas y respuestas establecidas, desarrolladas por las personas y las sociedades. El reino de Dios es el indicado rival de todos los mitos y sistemas sacralizante y el que desenmascara implacablemente todos los disfraces humanos, las ideologías farisaicas y los poderes Auto instituidos.

El reino de Dios es el cuestionador de todos los complejos de Dios que existen en las situaciones de pobreza y que mantienen a los pobres en un estado de impotencia. El reino desafía constantemente.

... el pecado del mundo en sus efectos esclavizantes: la injusticia y la impotencia, la enfermedad y la ignorancia, el hambre y la sed, el odio y la violencia, el temor endémico a los que tienen el poder de torturar y matar, todos los indicadores del antirreino.

En palabras de Arthur Glassr (The Kingdom and Mission) dice: que en el reino, es inevitable la tensión porque la misión de Jesús no era retirarse del mundo sino confrontarlo. María la madre de Jesus en su canto dice: (Lc.1:46-55) que El Señor desbarata a los soberbios, derroca a los poderosos, despedirá a los ricos con las manos vacías.

La idea de la venida del Reino de Dios sobre todo el mundo, para el bien de su pueblo y el derrocamiento de cualquier poder que se oponga a su gobierno, ha sido desde la antigüedad uno de los temas centrales de la esperanza de la salvación de Israel.

Luchemos y no desmayemos. La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándomnos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
Así habla Jesús de nosotros, en la resurrección: “Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (Mateo 13:43).

By: Salvador Claros

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