“Lo estás mal acostumbrando a los brazos ” me afirmó el verdulero…

¿Qué lo estoy mal criando en brazos? cuando no me pide zapatos, ni un auto de lujo, tan solo que lo tome, por besos babosos a cambio. No me niego a sus brazos, porque negarme, sería reprimir el amor más puro e incondicional, me pide brazos porque después de pasar casi un año tan unidos como jamás lo volveremos a estar, nuestro único consuelo es abrazarnos, para no extrañarnos tanto y amarnos más y más. Después de todo, más temprano que tarde aprenderá a caminar y todo esto será un hermoso recuerdo, de cuando una vez él fue bebe y mis brazos eran todo para él.
Así que señor verdulero, sin duda la naturaleza es más sabia que ambos, lo que para usted es “mal acostumbrarlo a los brazos” ella lo llama AMAR, MAMAR, MAMÁ, ni los árboles sueltan sus frutos pequeños, los cargan, hasta que estén listos, es lo natural; me dije. Y yo le respondí: Dos kilos de papa, uno de cebolla…
Eloísa Alarcón
By: Salvador Claros
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