El Amor a primera vista y la ciencia?

El Amor a primera vista… que dice la ciencia?

Helen Fisher
¿Por qué nos enamoramos? ¿Y por qué sentimos atracción por unas personas y no por otras? Poner el amor bajo el microscopio de la ciencia, ese ha sido el objetivo de la neurobióloga y antropóloga Helen Fisher durante casi 30 años.

En una entrevista  Fisher. De explicaciones sobre la pregunta: ¿Qué es el amor? El amor es una cosa diferente para cada persona. Pero, como científica, creo que deriva principalmente de tres circuitos cerebrales: el deseo sexual, el amor romántico y el apego. Se trata de sistemas cerebrales diferentes. Creo que el deseo sexual te hace buscar un amplio abanico de compañeros; que el amor romántico te permite concentrar tu energía en uno solo, y el tercer sistema cerebral, el del apego, te permite quedarte con esa persona al menos hasta educar a un hijo durante su infancia.
La mayoría de la gente que me pregunta por el amor se refiere al amor romántico, que tiene unos rasgos muy particulares. Lo primero que pasa cuando nos enamoramos es que todo cobra, como yo digo, “un significado especial”. Todo en esa persona es especial. Su coche es diferente al de los demás en el aparcamiento, la calle en la que vive, la música que escucha… Todo sobre él o ella de repente se vuelve especial. Después, te focalizas en esa persona. Sabes lo que no te gusta, pero lo dejas totalmente a un lado y te centras solo en lo que te gusta.

  El amor a primera vista es muy fácil de explicar, mis colegas y yo hemos sometido a más de cien personas a escáneres cerebrales mediante resonancia magnética y descubrimos que es una ruta muy primitiva que atraviesa el cerebro. El amor romántico es una ruta primitiva muy básica que atraviesa el cerebro. De hecho, la fábrica principal que genera dopamina, la que te da esa sensación, está justo al lado de las fábricas que provocan la sed y el hambre. La sed y el hambre te mantienen vivo hoy; el amor romántico te impulsa a formar una relación y colocar tu ADN en el mañana. Lo denominamos un mecanismo de supervivencia. Y se puede activar de forma instantánea. Al igual que el miedo se activa de repente, el amor romántico se puede activar al instante.

  A medida que crecemos, generamos lo que llamo un mapa inconsciente del amor. Una lista inconsciente y consciente de lo que buscamos en una pareja. Luego, cuando llega el momento, aparece alguien en el supermercado, en un concierto, en un museo, en un restaurante o donde sea. Encaja en tu mapa del amor. Edad, tamaño, forma, entorno adecuados. Se acerca y te sonríe, tontea un poco contigo. Puede activar ese circuito cerebral del amor romántico, y tú puedes enamorarte de forma inmediata.

  Pero tiene que darse el momento adecuado, la cercanía adecuada, la persona tiene que encajar en tu mapa del amor. ¡Y, en mi caso, la iluminación ayudaría! Pero la cuestión es que estamos hechos para enamorarnos. Lo interesante es que los circuitos cerebrales del apego tardan mucho más tiempo en asentarse. Puedes enamorarte locamente de alguien sin sentir apego profundo. El apego lleva su tiempo. Tienes que conocer a la persona. Tienes que saber mucho de alguien.

Lo que descubrimos en nuestros datos, cuando pusimos en el escáner a gente que se acababa de enamorar, es que es fácil ver el circuito cerebral del amor romántico. Sin embargo, la región cerebral relacionada con la sensación de apego, de cariño, no se activaba en absoluto. Solo después de varios meses, normalmente unos diecisiete (que es cuando de verdad conoces a alguien, te transmite seguridad, confías en esa persona, la respetas y te respeta, te hace reír, hacéis cosas juntos), es cuando empiezas a sentir esa conexión cósmica… ahí es cuando crece el vínculo del apego. Así que el amor romántico es fácil de explicar, ¡bum! Se puede activar rápido, como el sistema del miedo o de la ira. Pero el apego va creciendo.

  La idea de que el amor es ciego… También tiene una base neurológica.
 Esta región cerebral, justo detrás de la frente, rige la toma de decisiones, la planificación. La actividad en esas regiones se desconecta para que puedas obviar todo tipo de cosas sobre esa persona. El amor puede ser ciego porque esos centros cerebrales se desactivan y no dicen: “Espera un segundo, está casado” o “un momento, vive en otro país, no va a volver, será un amor de verano”. Superas esas alertas cerebrales diciendo: “¡Oh! ¡Qué mono! ¡Qué gracioso! ¡Qué majo! ¡Qué bien besa!”. Y las regiones de toma de decisiones se van apagando. Es una de las razones por las que le digo a la gente “si te estás enamorando locamente de alguien, conócelo bien y espera un par de años antes de asentarte con esa persona”. Porque mientras vas conociendo a alguien, mientras crece el vínculo, o a medida que ves problemas en la relación, la actividad volverá a esas áreas de la toma de decisiones en tu cerebro y podrás empezar a verlo más claro. Pero el amor es ciego.

Antes de meter a las personas en el escáner cerebral, les hago muchas preguntas, porque son máquinas muy caras, se tarda bastante tiempo y tengo que asegurarme de que están enamorados. Y les pregunto: ¿qué es lo que no te gusta de él o de ella? Y saben decir perfectamente qué es lo que no les gusta, pero lo pasan por alto y se centran exclusivamente en lo que les gusta. El amor es ciego, el poeta Chaucer tenía razón.

By: Salvador Claros

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